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Paseo por la calle, tranquila, en uno de esos momentos de
lucidez en los que, por alguna razón desconocida, tus ideas se empapan de
filosofía y no puedes dejar de pensar en lo bonito que es el mundo, y en tú
cabeza se repite una y otra vez la irritante pregunta ‘’Por qué’’ y la frase ‘’Que
maravilla…’’ Uno de esos momentos en los que cuestionas todo, analizando cada
simple hecho, sin pararte a pensar que es mejor aceptarlo tal cual viene y
disfrutarlo al máximo sin martirizarse con preguntas sin respuesta, perdiendo
el tiempo. Después el momento termina, me doy cuenta de que lo que antes
calificaba como maravilloso y perfecto ahora aparece lleno de defectos. Ilusiones
rotas de nuevo, la devastadora realidad borrándolo todo de un plumazo, así,
como si nada. Dejando un mal sabor de boca, un regustillo a limón y la tristeza
borrando sonrisas.
Querer saber no es malo, dicen algunos. ¡Ja! La curiosidad
es el peor defecto del mundo. Porque la alegría está en la ignorancia, en el
engaño. Véase, por ejemplo, un niño de corta edad, con su sonrisa de infinita
felicidad pintada permanentemente en el rostro, con sus ojos llenos de alegría,
inocencia y ganas de comerse el mundo,
sin ser consciente de que lo que aguarda allá fuera no tiene ni una pizca de
bueno.
Algunos adultos luciendo un rostro carente de sonrisa, que
ha sido borrada por los problemas, algún que otro sueño roto, y por saber las
cosas negativas que tiene el mundo, que son demasiadas. Y su afición de por las
noches: ver las malditas noticias. Esas que traen siempre malas nuevas,
llevando depresión y dando a conocer al mundo las millones de cosas pésimas que
ocurren cada día. Que si un asesinato, un robo o repetir de nuevo lo que la
gente ya está harta de oír: que si cortes, que si crisis… En definitiva, que
nos permiten tener un mayor conocimiento del mundo que habitamos. (Lo que yo no
entiendo es la razón de hacernos saber solo las cosas negativas… ¿No se dan
cuenta de que necesitamos algo positivo que nos alegre el día y haga aparecer, aunque
solo sea un instante, una sonrisa?)
Yo sé que es necesario saber. Lo sé. Pero es como un jarro
de agua fría ver tus sueños de color rosa, el mundo engañoso creado durante la
infancia, visto hecho pedazos por la simple y dura realidad.
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Bonita y madura reflexión. Pero eso es precisamente lo que nos mantiene vivos. Lo maravilloso de vivir es cargar nuestras espaldas con toda clase de experiencias. Las buenas para recordarlas, las malas para aprender de ellas. Hay mucho más positivo que negativo solo que a veces no lo vemos. Y ahora me viene a la cabeza una reflexión de un gran escritor: Antoine de Saint Exupéry. En su obra maestra "El principito" escribió: Sólo se ve con el corazón. Lo esencial es invisible a nuestros ojos.
ResponderEliminar¿No será que no miramos lo bastante con el corazón?