El sentido de la vida es la búsqueda continua del sentido para vivir. No es una redundancia, sino la explicación a por qué existe el dolor y el sufrimiento y por qué nos cuesta tanto llegar a la felicidad. Buscarle el sentido a las cosas es dar por hecho que lo tienen, y no plantearse la magia de lo desconocido es ir derecho al aburrimiento. La belleza reside en el misterio, inventar lo que no ves, amar sin preguntarte por qué. Existimos porque estàbamos predestinados a existir. Entre millones de posibilidades nacemos nosotros y no otros. Del mismo modo estamos predestinados a construir nuestra vida, a elegir el camino, ese camino y no otro. ¿Por qué entonces pasamos gran parte de nuestras vidas haciéndonos preguntas que no sabemos responder?, y muchas de ellas jamàs seràn contestadas. Porque queremos lo que no vemos, vemos lo que que queremos ver y no vemos lo que hay realmente que ver. La belleza de lo vivido es lo que da sentido a lo que nos queda por vivir. Lo triste experimentado es lo que nos frena el conocimiento y el futuro de nuestra existencia. La infelicidad reside en la memoria, en el recuerdo de los momentos dolorosos. El Niño es feliz porque no tiene memoria. Igualmente el enfermo de Alzheimer vive en un estado de felicidad absoluta porque ha perdido la memoria. Si fuéramos capaces de aislar la memoria, amurallarla en nuestro cerebro entonces viviríamos experiencias increibles. Tener la sensibilidad para verlo es ser generoso con uno mismo.
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